Los niños/as llegan a nuestro colegio aproximadamente con 3 años de edad, pero comenzar la escuela no es sinónimo de estar preparados
para realizar tareas gráficas con precisión.
Debemos, una vez más, respetar el ritmo de desarrollo de cada niño/a ya que puede que todavía no se encuentren preparados para ello a nivel neuro-motriz.
Es entre los 5 y 6 años cuando los pequeños suelen disponer de un dominio adecuado para realizar trazos de forma más precisa, regular y fluida.
En este intervalo de edad los niños ya deben tener su lateralidad definida, haber desarrollado un buen tono muscular, avanzar en su control de su propio cuerpo y haber conseguido una buena coordinación visomotriz.
- Escribir no es simplemente coger el lápiz y repasar trazos, implica muchísimo más. Es un proceso psicomotor complejo que requiere una serie de requisitos, como son:
- Poseer un buen control cefálico y de tronco.
- Mantener una postura correcta en sedestación(sentado). Pies apoyados en el suelo, con las articulaciones de los miembros inferiores a 90º
(tobillos, rodillas y cadera).
- Tono postural adecuado.
- Estabilidad en las articulaciones proximales(hombro y codo) para conseguir una adecuada movilidad de muñeca y dedos.
- Fuerza en el miembro superior(brazo), en especial en la musculatura intrínseca de la mano, que será la encargada de realizar los agarres y las pinzas.
- Poder mantener la muñeca en extensión cuando utilizamos los dedos de manera independiente.
- Tener un buen control viso-motor. Nos referimos a la habilidad para coordinar la información visual que tomamos del medio, con la respuesta motora que realiza nuestra mano.
- Coordinación bimanual. Es decir, que cada mano pueda realizar actividades independientes.
- Control y coordinación de brazo, antebrazo, muñeca y dedos.
- Poder realizar movimientos coordinados de todo el miembro superior.
- Conciencia kinestésica y corporal. Es decir, ser consciente de la información que recibimos desde nuestros receptores sensoriales y que nos proporciona información sobre cómo está posicionado nuestro brazo, sobre la fuerza que tenemos que ejercer cuando cogemos un objeto y sobre la dirección y velocidad de nuestros movimientos.
- Desarrollo normal de todas las habilidades manipulativas previas, como por ejemplo: usar el pulgar con independencia de los otros dedos, separar motrizmente ambos lados de la mano, poder desplazar objetos desde la palma hasta la punta de los dedos y viceversa.
(Fuente original del texto en cursiva: https://www.neurorhb.com/blog-dano-cerebral/es-hora-de-coger-bien-el-lapiz/)
Todos los niños pasan por una serie de etapas hasta conseguir sujetar el instrumento gráfico (lápiz) de forma adecuada.
¿CUÁLES SON?
En nuestra escuela queremos respetar el avance de nuestros alumnos por las distintas etapas hasta conseguir una pinza trípode o
funcional.
Comprendemos que forzando a los niños a coger el lápiz de forma “correcta”,cuando no están preparados, puede provocar acomodaciones en agarres incorrectos y posteriores problemas asociados.
En las aulas de Educación Infantil ofrecemos a los alumnos actividades manipulativas, que permiten ejercitar las habilidades práxico manuales necesarias para continuar avanzando en las etapas hasta alcanzar un adecuado agarre.
En este sentido, son recomendables las actividades que
permitan fortalecer la musculatura intrínseca de la mano, trabajar la fuerza de la pinza y disociar los dedos de las manos.
Por ejemplo:
- Amasar, hacer churros y bolas con distintos materiales (plastilina, arcilla, pasta de sal…).
- Jugar con espráis.
- Cortar y perforar diferentes materiales (cartón, papel, cartulina, periódicos…).
- Manipular pinzas de ropa, tenazas... utilizarlas para recoger objetos y traspasar a otro lugar.
- Rasgar y arrugar distintos tipos de papel (seda,folios, charol, periódico…).
- Recortar con tijera.
- Despegar y pegar adhesivos.
- Picar con punzón.
- Manipular juguetes de construcción que requieran ensamblaje.
- Juegos de herramientas para atornillar, clavar, enroscar…
Por todo esto, se hace necesario que los docentes observen la progresión de los niños/as y diseñen actividades que permitan
desarrollar las destrezas motoras necesarias, según la etapa en la que se encuentren. Así garantizaremos la evolución de nuestros alumnos ofreciéndoles aquello que necesitan de forma individualizada.
Estas actividades ayudarán a mejorar la motricidad fina y se deben de complementar con otras que trabajen la motricidad gruesa, dedicaremos otra entrada a este tema.
